Ríos de tinta corrieron luego de las declaraciones de Ramón y de D'Onofrio. Ambas estuvieron fuera de lugar. Tanto Ramón destacando la "actuación" de Los Borrachos del Tablón como las de D'Onofrio apuntando a Gareca como un Director Técnico casi ideal para "el proyecto" que votaron los socios.
Ramón Díaz |
Dicen los analistas, que las medidas más duras se tienen que tomar en los primeros 100 días de gobierno. La popularidad está a prueba de balas, aún más después de un gobierno tan cuestionado. Para muestra basta un botón: Aguilar llegó al gobierno de River Plate y despidió a un Ramón Díaz que no sólo era el más ganador de la historia sino que había salido campeón. Los detractores de esta medida se contaron con los dedos de las manos, sobre todo luego que Pellegrini saliera campeón. La situación futbolística de River Plate era otra, y todos saben que en el fútbol el humor hacia los dirigentes cambia dependiendo si la pelota pega en el palo y entra o se va afuera. La condena social a esa medida llegó con los resultados posteriores.
Ayer Rodolfo D'Onofrio declaró en La Cornisa que "la continuidad de Ramón depende de si está de acuerdo con nuestro proyecto, un proyecto que votaron 10.000 socios". Esto es temerario.
No sólo es temerario porque D'Onofrio no conduce un club de barrio de 18.516 socios -que son los que fueron a votar-, sino porque en sus primeras medidas contradijo su propio proyecto. Si, porque pocos hubiesen sido los socios que voten un abono semestral para ejercer el derecho de asistir a los partidos, tal como establece el Estatuto vigente. También habló de refuerzos de jerarquía y, teniendo la posibilidad de incorporar tres jugadores, incorporó sólo a uno. La situación económica es la explicación para todo.
Es relativamente fácil mejorar la imagen de un club completamente abandonado. Simplemente haciendo lo que se debe ya se está haciendo mucho más que antes. La percepción positiva mejora sola. Un buen ejemplo de esto es marketing o la incorporación de las glorias del club. Acciones simples, pero necesarias. Ahora bien, lograr cambios de fondo y generar nuevos ingresos es la clave.
Durante el passarellismo el eje institucional del cambio pasó por tres puntos: crisis, auditoría y fideicomiso. La crisis continuó, la auditoría no tuvo efectos y el fideicomiso quedó en la nada. Además, Passarella se caracterizó por su independencia absoluta por la cual tuvo un fuerte enfrentamiento con Grondona. Luego del descenso, su popularidad ya no podía volver del fondo del mar.
D'Onofrio y Angelici |
La imagen positiva del accionar en el club sigue siendo buena pero tiene la misma debilidad que tuvo De La Rua. La expectativa que genera un cambio de aire es altísima, completar esa expectativa es el mayor desafío de un político. Por excelente que sea el "plan" o "proyecto", no puede tomar medidas antipopulares. No hay margen. Porque la opinión pública riverplatense no es socia de River pero es ella quien influencia en los socios. Y no podemos dejar de mencionar que el Talón de Aquiles es la corrupción. Si el presidente no es inflexible, estallará todo.
D'Onofrio se acerca a un punto de inflexión de su gestión. Planteó su mandato con un esquema empresarial, una ecuación en donde hay que entregar resultados. Pronto saldrá de la "Luna de Miel" y tendrá que empezar a mostrar los primeros frutos de su gestión. Terminará el primer campeonato y tendrá que tomar una decisión sobre la continuidad de Ramón. Comenzará el Fideicomiso y nadie quiere que termine como la historia del CEDIN o quede trunco como el de Passarella. Se darán los resultados de la auditoría y los socios esperan ver en las escalinatas de los tribunales a los ex dirigentes. La vara está muy alta.
Así es la popularidad, tarda años en construirse, segundos en evaporarse.
1 comentario :
Lo comparto casi todo Creo q merece mayor difusión!!!
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