Andrés Ballotta, Tesorero |
Corría el caluroso 17 de diciembre de 2013. Eran las 12 del mediodía en la confitería que no puso el aire acondicionado para ahorrar. Todos festejaban haber llegado al poder. Iban asumiendo uno por uno. Sin embargo, internamente D'Onofrio, Brito y Ballotta sospechaban que algo no andaba bien. Recibir el mando en River en horario bancario no les cerraba.
A menos de una hora de asumir, se confirmó la sospecha. Jorge Brito descubrió que ese mismo día vencían cheques por $7.000.000, en dos semanas esa cifra ascendía a $70.000.000 y en cuatro meses a $310.000.000. Ballotta tocó a la puerta del flamante presidente y le dijo la cruda verdad: Passarella había quebrado a River.
Lejos de esquivar la responsabilidad, puso la cara y se sentó en la silla más caliente del club para trabajar con D'Onofrio y Brito en el salvataje económico de River. Porque hay que entenderlo claro, River tenía un déficit operativo de $144.000.000 al año, un patrimonio neto negativo de $153.000.000 y un capital de trabajo negativo de $307.000.000. Además, el pasivo financiero del club equivalía a el ingreso anual por la cuota de socios. Más simple? Si River fuese tu casa, por mes estarías debiendo $12.000.000 en tarjetas de crédito, sólo para sobrevivir y si vendieses tu casa, tu auto y tu empresa, solo tendrías más deudas. Y como para completar el panorama, todo tu sueldo se te iba en intereses de tarjeta de crédito. Así estaba el club.
Ante ese panorama, armó una estrategia en tres etapas: 1. Salvataje (para evitar el concurso de acreedores), 2. Reducción del Déficit y 3. Consolidación Económica y patrimonial (invirtiendo para generar más éxitos deportivos).
Cuentan los que conocen los pormenores de la estrategia que Brito fue clave en cada una de las etapas, sobre todo en la revinculación con el sistema financiero. Lógico, un banquero confía más si del otro lado está el dueño de uno de los cinco bancos más importantes del país. Así se abrieron líneas de crédito claves para poder tener oxígeno, se lanzó un fideicomiso privado y se renegociaron las deudas con los acreedores.
Y lo más importante, se cumplió con el plantel profesional. La vuelta de Cavenaghi no solo fue fundamental en lo futbolístico sino también en el vínculo con los dirigentes. Fue él quien calmó ansiedades, empeñó su palabra frente al plantel prometiendo que la plata iba a llegar y los dirigentes le cumplieron. Así llegó el campeonato con Ramón, luego Gallardo y las copas que ya forman parte de las vitrinas del Museo.
Pero hay otra vitrina donde se exhiben Copas que nadie ve:
- No hay deuda con la AFA (imagínense lo que sería River si hoy le siguiese debiendo $184M a la AFA de Tapia y Angelici)
- Tiene inversiones financieras (tenía deuda en cheques por $310M)
- Tiene superávit operativo (tenía un déficit de $144M al año)
- Se eliminó el pasivo financiero (equivalente al ingreso anual por cuotas de socios
River pasó de ser un club que los jugadores usaban para pegar el salto a Europa a ser un club donde quieren desarrollar su carrera y donde saben que cobran lo que corresponde todos los meses.
En síntesis, recibió un Club en quiebra y se va con el Club de mayor patrimonio e ingresos del fútbol argentino.
Ovacionado por la Comisión Directiva cuando presentó el Balance, mañana entrará a la Asamblea de Representantes de Socios un tipo del que nadie habla mal, que tiene perfil bajo, que trabajó con prisa y sin pausa desde el lugar más difícil del club en uno de los momentos más críticos de la historia y que, por esas cosas del Estatuto, no puede renovar su lugar.
Ovacionado por la Comisión Directiva cuando presentó el Balance, mañana entrará a la Asamblea de Representantes de Socios un tipo del que nadie habla mal, que tiene perfil bajo, que trabajó con prisa y sin pausa desde el lugar más difícil del club en uno de los momentos más críticos de la historia y que, por esas cosas del Estatuto, no puede renovar su lugar.
No sale en Olé, esquiva las cámaras y no busca protagonismo. Pero la asamblea probablemente le rinda homenaje al primer Tesorero que sale de su cargo sin ninguna sospecha de corrupción, algo inédito en el fútbol argentino.
Se llama Andrés Ballotta y en diciembre dejará de ser dirigente del club.
Se llama Andrés Ballotta y en diciembre dejará de ser dirigente del club.
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