viernes, 25 de septiembre de 2015

La Era Alario (River Plate 2 vs Liga de Quito 0)

Un arranque sólido
No se trata de comparaciones. Está claro que no saldría perdiendo, pero su temprana aún edad lo dejaría relegado. Pero quién como él, Lucas Alario, para seguir escribiendo este cuento de casi superhéroe.

Pero el casi no es porque le quede chico el traje precisamente. El River de Gallardo trata y tratará siempre del contexto colectivo y no de asuntos individuales. Pero un cúmulo ya de situaciones hablan de que la nueve titular le pertenece, por características y, sobre todo, por méritos.

Desde aquel partido de vuelta por la semifinal de la Libertadores contra Guaraní definiendo con un golazo por arriba del arquero, pasando ni más ni menos que con la apertura del marcador en la vuelta ante Tigres por la final, los tres goles ante Chicago hasta llegar a la apertura del marcador en el inicio de la Sudamericana 2015 ante la Liga de Quito. Sus goles no son oportunismo, no es tan sólo la mera virtud de saber oler sangre, sino estudiar de dónde viene y hacia dónde va, y a partir de ahí construir. Porque tiene noción de cómo hacerlo. Su inteligencia se condice con los centímetros que mide de altura. El timing para correr en paralelo ante Guaraní, el ataque al espacio contra los mexicanos para encontrarse con ese centro de Vangioni, la frialdad en las definiciones en Mataderos, el juego asociado frente a los ecuatorianos.

Pero todo eso no es que sólo se ve al momento de inflar la red. Se ve en su entrega constante y en sus intenciones. En su idea de equipo de saber cuándo correrse a un costado para no automarcarse como una referencia al rival, de ser el sostén y no el finalizador de jugadas. El segundo gol de River ante los de Zubeldía marcado por Mora demuestra ésto, cómo abandona su zona de influencia para que el uruguayo sentencie el partido ante una defensa de Liga de Quito que fue una invitación constante a ser atacada.

River necesita seguir moldeándolo. Al ex Colón le falta, entre tantas cosas por su ya mencionada temprana edad, controlar su voracidad y a veces dar el paso atrás esperando una situación más favorable. Pero será cuestión de tiempo. Mientras, River descansa en la satisfacción de haber apostado a un proyecto que ya dio muchos dividendos. La era continúa.
 
 
por Matías Prado
Ex Clarín Deportes

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