miércoles, 22 de julio de 2015

Una psicologia eficaz (Guarani 1 vs River Plate 1)

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El abrazo de todo el mundo riverplatense
Cómo pasar la zona de grupos pidiendo permiso hasta llegar a estar en una final de Copa Libertadores en 19 años. Título muy largo para un único equipo que coincide con estos datos de los que aún sobrevive en esta competencia, River. La tendencia sería analizar todo desde los merecimientos futbolísticis, pero claro, sería redundante. River jugará el 29 de julio y el 5 de agosto la final porque en las instancias post zona de grupos demostró en cancha haber sido más que cualquiera de sus rivales.

Entonces desde dónde queda arrancar. Y las maravillas del cuerpo humano nos lleva a arrancar de la cabeza. Fortalezas, superación de debilidades futbolísticas y de las otras, pertenencia e identidad, inteligencia para imponerse. Y, la conducción de algo más que un entrenador. Un líder que enseña. Un líder que da el paso al frente para hacerse cargo de su grupo para guiarlo no sólo al éxito de un resultado, sino al de dejar en claro por qué se llega a tal cosa.

Y termina siendo así porque el conjunto brinda variantes de acuerdo a la circunstancia. Ante Guaraní en Paraguay no fue la excepción. A priori porque ante el rendimiento ante Rafaela, Gallardo no se abruma por el qué dirán sino que acude a lo que también le dio dividendos en la ida, con la exclusión de Ponzio por suspensión. Señales de confianza para un equipo que sabe cómo retribuir.

Las ausencias modifican pequeñas cosas respecto de lo habitual hoy por hoy. Y transforman en muy grandes otras. Son contados los días para que Kranevitter jugando así forme parte del grupo de la selección nacional. Rememorando su mejor versión del año pasado, fue quien dictó desde dónde se apretaba a Guaraní, con presión, corte y pase seguro. Hasta brilló más cuando un falto de ritmo Lucho se paró más adelante y dejó la zona crítica del mediocampo bajo el absoluto reinado del tucumano.

Pero si hablamos del conjunto, un Kranevitter ubicado en la cueva tuvo el respaldo de un Maidana quien fue el único de la defensa que mejor pudo controlar a un incontrolable Santander. Cubriendo la zona de Mercado al haber quedado amonestado tan temprano, fue el eje de la resistencia junto a Barovero hasta el gol de Fernández.

Tiempos en los que el mundo caía sobre las cabezas cuan publicidad televisiva. Las urgencias de Guaraní parecían lograr sucumbir lo conseguido en el Monumental. Pero también llegaron los tiempos de sacar a relucir destrezas individuales en pos del objetivo. Quite del mejor (Kranevitter), taco del ídolo (Cavenaghi), pase del manual del que sabe todo del made in Gallardo (Tabaré Viudez) y una definición a la altura de la circunstancia de quien entendió qué su juventud es suficiente como aporte a la causa (Alario). Definición asegurada.

Por los pasillos de la vida diaria aún se sigue murmurándola a la psicología. Un argumento para salir del paso como el de que todo es sencillo, pase al compañero y hacer el gol. Sepanlo, no están equivocados. Esa es la real meta de este deporte. Pero cuando surja la pregunta sobre el cómo, vayan a la cabeza para entender sobre convencimientos acerca del modo en que se atraviesa una competencia más allá de lo estrictamente deportivo. Así verán este juego con muchas más vertientes para sus charlas de café.


por Matías Prado
Ex Clarín Deportes

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