Sánchez abre el camino del triunfo en Brasil |
Así hemos asistido al modelo River 2014 en versión 2015. Ese River que bloqueaba rivales. Y la víctima fue precisa, porque lo aventajaba y en consecuencia lo dejaba afuera de la Copa Libertadores, la competencia más importante del semestre. Y con una diferencia sustancial, porque el cambio de nombres implica un cambio en su funcionamiento. Porque Ponzio no es lo mismo que Pisculichi, y sin embargo hoy el volante central es quién lleva la bandera del juego en el equipo. Desde él se basa el punto de partida en la presión por su condición natural de volante central, y con la posesión de la pelota a qué intensidad se busca el juego directo. Adaptable al contexto, Gallardo entendió que no era necesario ubicarlo a la altura de Kranevitter en las tareas de marca y contención ya que Cruzeiro ubicaba sólo a De Arrascaeta como eje, a quien el tucumano no le dio nunca margen de maniobra. Por lo tanto, el santafesino fue a cortar a un Willians muy vulnerable, evitar la salida desde él con la presión alta con la defensa y Kranevitter achicando metros y a partir de ahí, jugar. Tarea simplemente ejecutada a la perfección.
Una picardía absoluta la casi segura partida de Rojas. El complemento perfecto para el 5 que se te ocurra. Cualquiera de los dos volantes centrales de hoy junto al Lobo Ledesma tiempo atrás, deben estar encantados de tremenda rueda de auxilio. Y ante los brasileños en una tarea atípica quizás, porque acostumbrado a cerrarse al volante central para darle espacio a Vangioni para pasar, esta vez bordeó siempre la línea y desde allí cerrándose hacia adentro, mostrándose con peligro por la zona del lateral derecho Mayke.
El plantel festeja con Maidana |
River, producto del corte rápido, con los centrales anulando a Damiao y a Willian llevándolos lejos de Barovero, y con la paciencia como el ancho de espadas, produjo una contra notable con dos movimientos sublimes de Mora, quién primero se aprovechó de su elasticidad para darle a Teo la conducción de esa contra con libertades de pensamiento. Y luego con el arrastre de la marca para dejar en soledad a Sánchez quien capturó el pase del colombiano y dejó sin chance a Fábio.
Una defensa blanda. Los centrales sin saber cómo descifrar ese enigma llamado Mora que producía peligro por donde se lo mirara y sin tener la fuerza para aguantar la embestida de un River voraz. Y se le notó derramando sangre por esa herida sobre todo producida en lo moral. Bruno y Fábio en desconexión regalando un córner sin sentido, pero que el conjunto argentino se encargó de capitalizarlo. Cabezazo de Maidana, y la serie pasaba a manos de los de Gallardo.
Y por fin Teo volvió a ser ese compañero que Mora necesitaba, porque supo conducir con el balón desde lo que necesitaba el equipo y no él. Hoy quizás sea él quien tenga que darle a los compañeros las oportunidades para ser quienes terminando el logro máximo en el fútbol. Y las buenas decisiones despejan la mente para brillar al momento de ejecutar las propias. Salud para ese tercer gol notable, y sobre todo salud para ese reconocimiento al entrenador que lo bancó en tantos momentos bajos. Es síntoma de reconocer fallas de partidos pasados.
River siguió brillando. Siguió dando muestras sobre cómo desde la conducción y la sapiencia de un entrenador que intenta estar un paso más adelante de la trama. Se le pedían cambios. Futbolísticos y anímicos. Sus tiempos de enganche como jugador de pensar y tomarse su momento para accionar de la mejor manera para el equipo los traslada hoy como técnico. Supo esperar que las piezas encajen de una manera, hacia un lado o hacia otro, para lograr ser eficientes. Quizás eso sea la causa de mayor orgullo para Gallardo, tal vez el mejor aliado de la paciencia para estas cosas.
por Matías Prado
Ex Clarín Deportes
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