La bronca de los jugadores |
Así fue que hizo diez cambios con respecto al empate de local por la Copa Libertadores y puso en cancha a los pibes. Su estrategia era que ellos comiencen a tener el rodaje necesario para ser el recambio necesario durante la temporada. Su plan, que jueguen como los titulares. Hasta acá, la teoría.
En la práctica, River comenzó el partido lo más parecido a lo que fue el inicio del campeonato anterior. Ganaba, gustaba pero no goleaba. Rápidamente Cavenaghi había facturado el primero, luego Driussi debutaba en las redes en el Monumental. River brillaba.
Todo cambió en el segundo tiempo. Unión sin nada que perder, salió a buscar el partido mientras los de Gallardo naturalmente se replegaron para esperar el contraataque. Los de Santa Fé se pusieron a tiro luego del primer gol. Mientras, los delanteros de River jugaban a quién hacía más goles. Pero no concretaban.
Varias situaciones de egoísmo impidieron que River liquide. Ponzio se apresuraba a patear de afuera, Cavenaghi definía incómodo, Mora impaciente y todos con un factor común: siempre con la opción del compañero que solo tenía que empujarla hacia la red.
Y el egoísmo se paga. En un error de desubicación tremendo, Chiarini miró cómo una pelota se iba afuera para ir a buscarla a la red. Y, como con Tigres, el equipo se precipitó sin poder marcar y River sigue sin poder ganar de local.
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