lunes, 8 de septiembre de 2014

Todos son golazos (River Plate 2 vs Tigre 0)

Es menester de River que ésto sea así. Los trabaja. Los construye. Los consigue. No faltará quien diga que valen y valdrán uno, y será cierta tal afirmación. Pero basados a fútbol bien jugado tendrá otro tinte para apreciar.

Llevados brevemente al básquet de la NBA, el último campeón San Antonio Spurs, donde juega el gran Manu Ginóbili, tiene un concepto llevado a ultranza en ofensiva gracias al convencimiento de Popovich: siempre habrá un compañero mejor ubicado hacia el aro para encestar. Se llega a eso gracias a movilidad y búsqueda de los espacios libres. El primer gol de Mora ante Tigre es un triple a lo San Antonio. Sin el apuro de jugar con los 24 segundos, River tiene tiempo con la pelota en su poder. Le da un sentido, para un lado o para otro con tal de generar zonas de productividad para los que se encargan de verticalizar. Así fue como después de 14 toques encuentra el resultado querido. Y el fundamento aplicado por Sánchez del compañero mejor ubicado con esa bajada de pecho para Mora. Golazo.

River además tiene la virtud de convertir con un dejo desmoralizador hacia un rival que encima no venía produciendo nada. Porque a los dos minutos del segundo tiempo anotar el segundo tanto le quema todos los libretos al rival para intentar superar la adversidad en la que se encontraba. Presión en la mitad de cancha a Peñalba y a andar. Apertura de los extremos y a generar enlaces. Pisculichi conduciendo la contra a la perfección. Esperó un tiempo más a que llegara Rojas para dársela, mientras se sucedía un retroceso espantoso de Tigre por lo desordenado. Eso fue lo que aprovechó Mora, a quien nadie lo tomó y filtrándose entre los centrales, con un control orientado fabuloso, marcó por segunda vez. Golazo.

River te acostumbra a ésto. Partidos anteriores confirman la teoría. En su incansable búsqueda de seguir y seguir podría haber continuado ampliando la ventaja. Sólo una cuestión fortuita y García se encargaron de que así no fuera. Aunque para esta altura el equipo de Gallardo ya había demostrado una vez más por qué es el que mejor rinde en el fútbol argentino. Y eso es un gran golazo.


por Matías Prado
Ex Clarín Deportes

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