Una vez el periodista Juan Pablo Varsky utilizó una frase muy apropiada para definir a quien fuera el mediocampista central en la victoria de ayer ante San Lorenzo, Cristian Ledesma. "Si el Lobo toca la pelota más de dos veces cuando la tiene, se trauma y pide turno con el psicólogo". Nunca mejor dicho.
Porque el equipo jugó al ritmo del número 28. Sin ser un eximio atleta, corrió lo justo y suficiente para recuperar la pelota, para morderle los talones a los jugadores del Ciclón y forzar a la equivocación. Fue una tarde muy errática la del equipo de Edgardo Bauza, y en gran medida su labor contribuyó a tal cosa.
Y a la hora del juego, fue quien jugó e hizo jugar. Siempre a uno con la banda roja cruzada, sinónimo de un pase seguro. Además, participó en la fantástica jugada por derecha con Carbonero y Cavenaghi (de pie por su lucidez en el taco para limpiar la jugada, Cavegol) para el gol de Teo Gutiérrez. Siempre con la premisa de que a cuantos menos toques, más dinámica será la jugada. Sencillez pura.
River venía sufriendo en las fechas pasadas de la tenencia de la pelota, y después de la ventaja conseguida por el colombiano, el Lobo hizo jugar al equipo en la modalidad "cuidarse con la pelota". Así mantuvo neutralizado a un San Lorenzo que no encontraba cómo destrabar el cerrojo propuesto por Ledesma y compañía.
Fue su primer partido en el torneo como titular. Los minutos le pasaron factura y Ramón Díaz decidió sustituirlo para que San Lorenzo no notara esa flaqueza en el mediocampo. Una gran tarea merece su gran reconocimiento, y Ledesma la obtuvo con el aplauso de todos los que concurrieron al estadio. Se vio salir al jugador extenuado, y a su camiseta sin rastros de transpiración. Facultades del licenciado tiempista.
por Matías Prado
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