Gallardo debe resolver varios problemas en el equipo |
Sacudido. Aturdido. River en estado de venganza. Esa que típicamente suele servirse en un plato frío, aunque en estas condiciones el cocinero de todo ésto, debe estar recordando dónde está ese bendito plato. Todos alguna vez hemos extraviado algo.
En la Boca, River mostró tener cosas. Dejó pruebas con Maidana que Osvaldo, salvo el tiro en el palo no tuvo situaciones ni influencia en el juego colectivo. Pero Calleri es otra historia, más escurridizo más molesto, con un poder vital para quedarse con la pelota y que no se la saquen. El conjunto de Gallardo necesitará buscar supremacía en cada sector, con el apoyo del cinco retrasado y con el segundo central, debiendo ser éste Funes Mori ya que quedó comprobado el domingo que Pezzella es un brillante primer central, y un tan solo un correcto segundo a falta de una zurda.
Con un Boca buscando sociedades y velocidades por los costados, necesitará firmeza de ambos laterales, Mammana y Vangioni. Porque vocación ofensiva en Vangioni tiene, pero un defensor lateral se compone de la voracidad para ir hacia adelante y de la capacidad de retroceder a ocupar posición, bloquear cierres y realizar coberturas de los laterales.
Pero sobre todo aquí hallamos el meollo de la cuestión. Probabilidades varias ante ninguna confirmación. Que Ponzio, que Martínez, que Pisculichi. El conjunto de Gallardo tiene nombres, no cabe dudas de eso. Pueden algunos estar en una curva descendente, pero no dejan de ser trascendentes. Pero primordialmente, River necesita de ideas, que partan esencialmente desde el balón. Quedó claro que el domingo pudo haber sido dueño del balón gran parte del partido, pero sin productividad la tenencia se traduce a cero. Y eso es lo que más controversia le causará a un entrenador que piensa los partidos hacia adelante, achicando espacios y dejando poco margen de juego a sus rivales. Por eso deberá buscar que Boca, con muchos jugadores de tenencia, tenga reducido el margen de maniobra para no llegar con riesgo a Barovero.
Finalmente, si de rendimientos se trata el fútbol, al buen momento se le contrapone el malo, y al malo se lo potencia en la displicencia. Teo, varias veces elogiado en esta columna, ha hecho méritos para no estar en el conjunto titular por falta de presencia en estos partidos vitales para un equipo como River. También está a las claras que Mora es la otra cara de la moneda, y que las posibilidades de combinación son viables. Porque variantes con viabilidad hay, representados en Cavenaghi y su peso de gol dentro del área o en Driussi y su velocidad para dejar atrás a centrales duros como el Cata Díaz o Torsiglieri.
Estrellas o estrellados. La Sudamericana es cosa del pasado. No se debe vivir del recuerdo. El inicio de este segundo capítulo de la trilogía copera indicará si River aprende de sus errores o si da vueltas sobre su eje tratando de encontrar una puerta en un callejón que no tiene salidas.
Ex Clarín Deportes
No hay comentarios. :
Publicar un comentario