River Plate llegaba al partido frente al 16° de la tabla con la traquilidad de la punta pero antes de empezar llegaba la noticia, Rosario Central había vuelto a ganar. River estaba obligado a sumar de a tres.
Mientras los hinchas se acercaban al Monumental en masa se daban cuenta que estacionar el auto en las inmediaciones de la cancha es para millonarios, literalmente. Parece que la Policía Federal Argentina y la Policía Metropolitana no saben que los trapitos te extorsionan y el radio de cobro es cada vez mayor.
Llegando a la cancha los hinchas se topaban con los típicos folletos post 26 de Julio, ninguno hace explícita su intencionalidad política, todos buscan la unión pero firmando con su agrupación para no perder presencia en la mente del socio que vota. La sorpresa para muchos hinchas fue ver el folleto que circuló por email hace algunas semanas de un candidato que aún no da su nombre. Varios son los empresarios como Garfunkel o Brito que quieren posicionarse de cara a las elecciones de 2013, pero ninguno lo hizo tan explícito como la imagen que se ve a continuación. Según una breve consulta que hicimos entre los ganadores de las Copas Libertadores, este "Gran Campeón" no sería ni Santilli ni Dávicce, con lo que se descarta alquien que ya haya ganado un torneo internacional.
Ya antes de comenzar el partido, las tribunas volvieron a tener su duelo de cánticos. Mientras la hinchada ingresaba a su tribuna los hinchas del resto de las tribunas volvieron a taparlos cantando "Soy de River..." como en los últimos partidos.
En el juego, River Plate se encontró con un gol en contra en el primer tiempo, algo que vuelve a suceder. Pudo darlo vuelta luego de trabajar mucho frente a un rival que se cerró bien ayudado por la impotencia de River, un dato muy preocupante.
El equipo de Almeyda tiene mucho el balón pero no sabe qué hacer con él. No sabe cómo generar situaciones de gol cuando una defensa se para ordenada. Se pierde en toques irrelevantes que bordean el área cargando la responsabilidad de generar peligro en Ocampos y Sánchez, que terminan siendo previsibles. Y con ellos River termina siendo un equipo que no puede desequilibrar. No prueba por adentro, no genera paredes. Termina jugando a embocarle a la cabeza de Trezeguet.
Con el tiempo cumplido, Guillermo Brown llegó por segunda vez y convirtió el segundo gol. Algunos culpan a Vega, otros a la defensa y los menos al mediocampo. Lo cierto es que sea por arriba, por abajo o desde afuera del área, cada vez que patean al arco es gol. Sólo hay que ver las estadísticas.
Cuando terminó el partido el estadio se dividió claramente entre quienes aplaudían al equipo y quienes lo silbaban. Los jugadores se enfrentaron a los hinchas -desubicados- que les arrojaron proyectiles. No es justificable ni una reacción ni la otra, pero los jugadores tienen que evitar reaccionar que ante esas agresiones menores.
Algunos se quedaron, otros volvieron pero todos ellos tienen que entender que los hinchas no estamos a préstamo en la tribuna. Fuimos testigos de lo peor de la historia y estamos viviendo un infierno que jamás creímos que íbamos a pasar. Sólo unidos vamos a salir de esto. Por eso le pedimos que, acepten la crítica y descarten las agresiones. No tiene sentido pelearnos entre nosotros.
Vamos todos unidos!
3 comentarios :
que chotos son como periodistas. "ninguno lo hizo tan explícito como..." ... quien lo hizo explicito? si ni saben el nombre. dia tras día estan peor
por dio cuando termina esta pesadilla!
¿Todos unidos quienes? ¿Los socios que pagamos la cuota todos los meses con los barras? ¿Las familias que van enteras a ver a River con los barras? ¿La gente de las filiales que viaja 1000 KM para ver a River con los barras? Si eso es estar unidos, hay que replantearse muchas cosas.
Nos están haciendo creer que hay un enfrentamiento entre la gente de River. Y la barra no es gente de River. Son un grupo organizado que ya demostró que solo piensa en sí mismo y se nota con las canciones.
Todos unidos, pero como corresponde. Hinchas, socios, familias, dirigentes y jugadores. No violentos o mercenarios del sentimiento.
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