lunes, 24 de agosto de 2009

Que desastre!

El miércoles cuando terminó el partido antes de analizar el partido mientras comíamos en la Av. Cabildo pactamos analizar el partido pero esperar hasta el domingo. Hay que escribir.


Dos palabras expresan la realidad de River hoy: qué desastre! No es que River esté mal. No. Es un desastre. Los dirigentes lograron la hazaña de traer jugadores que nadie pidió y vender en puestos que no iban a reemplazar. Mantuvieron la base de jugadores que no dieron resultados y sumaron a dos ídolos que están más cerca del retiro que de rendir todos los domingos.

Lamentablemente es así. Gallardo no para ni al colectivo, no da dos pases bien, pero de vez en cuando saca su guante y hace un "gran" pase. Ortega van dos partidos y está fastidioso, no tiene precisión y busca apoyarse en algún jugador rápido que no encuentra. ¿Del resto qué podemos decir? Mejor no hablar.

Mientras mirábamos y alentábamos a River no podíamos creer que lo peor está por venir. ¿Quién puede esperar que algo cambie? O mejor dicho, ¿alguien quiere cambiar algo? Los dirigentes están haciendo la plancha esperando que llueva el dinero de los impuestos para declarar que son los mejores administradores del planeta y lograron otro "superávit". Los jugadores saben que si no contratan a nadie nadie los puede despedir. Y hasta se dan casos de grandes promesas como Nicolás Domingo que quiere emigrar por no tener chances (y pensar que Ahumada siguió jugando después de lo que dijo). Quizás Gorosito, porque juega su nombre y prestigio quiera cambiar las cosas. El resto aguarda a diciembre. Si nos contaron que el "candidato" Alonsó comentó durante la trasmisión que el problema termina en diciembre.

Si vamos a los partidos hay algo que ambos tienen en común. River no juega a la pelota, como le dicen en el potrero. River empuja y nada más. Jugando así se salvará si algún día defiende bien y alguno de los delanteros se ilumina y la mete (como el otro día lo hizo el Ogro). Porque seamos honestos, River no patea al arco! No crea juego. Ni siquiera hace cuatro pases seguidos!

Mientras tanto cualquiera que se enfrete con esta banda de jugadores, que no es lo mismo que jugadores que honran la banda, con un poco de prolijidad le hace dos seguro. Cuando Lanús no cambió su juego luego del gol de River nos empezamos a preocupar. Ellos tenían más fé que nosotros en ganar. Y en Banfield el gol tempranero les dió ese toque de gracia para calmarse y jugar con la cabeza fría. Cabeza fría no es lo mismo que pecho frío. Eso sólo se lo puede identificar con Riquelme y Abelairas (pide perdón el redactor).

Al final de cuentas, si todo sigue igual no podemos aspirar a obtener resultados diferentes que los del año pasado. Ganar de local, perder de visitante. El problema es que River perdió sus últimos cuatro partidos oficiales y parece que acá no pasó nada.

1 comentario :

Martín Sachella dijo...

Sabes si es verdad que Mario Israel planea irse a vivir a otro pais despues de las elecciones?

Que impotencia por dios!