Hace un año, el burrito nos regalaba una de sus burradas y River salía campeón. Esto no quiere decir que el equipo esté bien, sino que tenemos uno que es diferente, que no está para correr los 90 minutos, eso está claro, pero que si lo agarrás bien parado puede hacer desastres en la defensa visitante.
River ayer fue lo que viene siendo desde hace casi dos años, un desastre con destellos de genialidad. Y en esto hay que ser honestos, porque si bien la defensa no jugó bien, tampoco la culpa de todo la tiene ni Vega ni Cabral. El primero no tuvo que ver en los goles, el segundo metió un gol y cabeceó varias de las pelotas que volaron en nuestro arco y el de enfrente, algo para tener en cuenta. El problema de River es el ensamble de las piezas. Gorosito hace lo que puede con lo que tiene, porque nadie le trajo lo que pidió. O mejor dicho, si, le trajeron al arquero pero no se lo dejaron poner (vaya a saber si fueron los jugadores o los directivos). Lo cierto es que el equipo en el peor momento frotó a Ortega y salió a flote. El estadio estalló de alegría contenida hace tiempo.
El hincha hoy está contento y tiene alguna ilusión. Pero sabe que hoy no está todo para ganar. Hay quienes tiran para otro lado, quienes prefieren que no vaya tan bien y quienes tienen otros intereses en diciembre que los alejan de lo más importante: que River gane siempre.
A Ortega no tenemos más que palabras de agradecimiento. Su genialidad paga nuestras entradas y cuotas sociales de una vez. Pero una cosa es cierta, River sólo funcionó cuando pusieron dinámica los pibes. ¿Será que verdaderamente no pueden jugar juntos Ortega y Gallardo?
lunes, 31 de agosto de 2009
Burrada
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