No es menester aquí buscar chivos expiatorios cuando no los hay ni los va a haber. Pero es cierto que el
calor es un trauma para el juego, para los dos equipos por igual. Te perjudica, te quita naturalidad y, en el caso de River más aún, le saca su fluido jugar.
La primera idea era
jugar como siempre, con la presión alta, anular receptores, recuperación rápida del balón y búsqueda intensa del arco de enfrente. Pero era todo cuesta arriba, porque Libertad con mayor comodidad en su casa se situaba más fácil en campo contrario. River utilizó en algunos casos el mecanismo de la contra, quizás un recurso que le hubiera facilitado una mayor reserva de energías. Amén de todo, el conjunto de Gallardo tuvo sus chances como las de Boyé o el tiro libre de Sánchez. Y cuando todo se había empantanado ante la necesidad de un descanso, un misil a lo Arsat-1 que salió desde los pies de
Vargas desde 40 metros para irse al entretiempo en ventaja el equipo paraguayo.
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Primer corte de luz en el estadio de Libertad de Paraguay |
El inicio del segundo tiempo pudo haber decretado sentencia. Pezzella la toca con la mano,
penal y primer corte de luz de la noche. Tras el retorno al juego, Rodrigo López cayó en el pozo en el que suele caer el juego y su dinámica. Se enfría. Y su
penal afuera.
Inyección anímica para que River aprovechara las oportunidades, algo que sabe de lo que se trata. Porque la
guapeada de Funes Mori a lo Roberto Carlos provocó el centro atrás para el empate de Sánchez.
Segundo corte de luz al instante, y apagón de ideas en los de Pedro Sarabia.
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Segundo corte de luz en el estadio de Libertad |
Libertad se fue en todo en ese tiempo consumido por el corte de luz. Se hizo pesado, sin circulación y dejó que River marcara el tempo del partido. Y en eso el estratega por excelencia, el técnico, supo cómo podía hacer más daño ante ese panorama. Primero con la entrada de
Driussi, quien en una corrida recibió una asistencia al espacio deluxe de Mora para el 1-2. Y luego Gio
Simeone, tras una lectura y visión perfecta de Pisculichi de cómo estaba mal parada la defensa paraguaya para que el hijo del Cholo les gane en velocidad y marque el 1-3. Imposible de contrarrestar a esa altura la velocidad de los jóvenes delanteros del plantel.
Un partido, 90 minutos. Lleno de elementos que determinan su rumbo. A veces aparecen algunos excepcionales que se escapan al control humano. Como fuera, la capitalización de ellos dependerá de la inteligencia para saber aprovecharlos en el tiempo y espacio juntos.
Una vez más, River saca beneficio de sus virtudes.
por Matías Prado
Ex Clarín Deportes
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