Así fue el desempeño de River durante los 90 minutos en Victoria. Quedó a un abismo de lo producido el último domingo ante San Lorenzo en el Monumental. Está claro, tuvo un equipo enfrente que pelea por el descenso, que viene de perder y que necesitaba no arriesgarse más de lo debido. Por eso los de Alegre tuvieron un grupo compacto en su campo para después explotar una contra que casi nunca prosperó.
Pero a River no se le cayó una idea tampoco. En vez de intentar distintas alternativas, parecía que la consigna era terminar la jugada en el embudo defensivo de Tigre, mientras que a la vez las transiciones de defensa a ataque por las bandas fueron lentas, sin esa consistencia y destreza que suelen tener Vangioni ahora de lateral y Carbonero. Además, tuvo a un Ledesma a quien le resultó difícil el armado del juego por la constante asfixia en la marca de los jugadores de Tigre, y eso también afectó a su socio ideal, Ariel Rojas, a quien no le queda cómodo ese rol en el que el Lobo se destaca.
No querer cambiar durante el transcurso del juego cuando algo sale mal es necedad. Chocar contra el muro casi siempre duele, porque no te deja otra alternativa más que la resignación. Algo pudo haber cambiado en el primer tiempo pero, paradójicamente, hasta un jugador de River formó parte de ese muro impidiendo un gol de Lanzini que estaba casi hecho. Saca García. La tiene Tigre. La tiene poco...

por Matías Prado
Ex Clarín Deportes
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